martes, 14 de octubre de 2008

Aprendizaje significativo




"El sexo de un niño se determina antes del nacimiento, pero el género se aprende", dice la doctora Karen Hardee. Lo anterior me parece que es muy cierto ya que antes de nacer biológicamente se nos establece un sexo el cual es el que llevaremos toda la vida; sin embargo este no debería estar influenciado por estereotipos socialmente establecidos por la sociedad los cuales al final determinaran nuestro género.

Es importante definir en un primer momento lo que se entiende por género, este se comprende como un conjunto de ideas, expresiones y prácticas sociales de una cultura, a partir del reconocimiento y simbolización de las diferencias de sexos y género, la construcción de lo que es propio de los hombres, lo masculino y propio de las mujeres, lo femenino.

Con lo trabajado en la clase se pude hacer más notorio como tanto a los hombres como a las mujeres desde que nacemos nos construyen toda una gama de alternativas especificas para cada sexo por ejemplo a las niñas se les educa muy distinto a los varones esto bajo los mensajes subliminales que se les otorgan a los distintos juguetes.


Al llegar a los centros educativos no es extraño observar actitudes y comportamientos que reflejen que los y las estudiantes están siendo educados en los papeles tradicionales del hombre y la mujer. Estos papeles tradicionales denotan una valoración social más positiva de lo masculino frente a lo femenino, llegándose en algunos casos a una subordinación del género femenino que conduce a la falta de respeto para con la mujer. Esta construcción de género determina las oportunidades y limitaciones que tendrán hombres y mujeres para desarrollarse plenamente y lograr un bienestar integral.

Desde el trabajo orientador se considera que es fundamental un abordaje directo hacia dicha temática, ya que este generaría una reflexión sobre la construcción de género para que sean los y las mismos(as) estudiantes quienes tomen la decisión de cambiar esas características e implicaciones del ser hombre o ser mujer, que les impiden y dificultan lograr su desarrollo y bienes como personas.

Un aporte fundamental y de suma importancia de dicho abordaje es poner manifiesto durante el proceso de orientación con los y las estudiantes que el sexo hace referencia únicamente a los aspectos físicos, biológicos y anatómicos que distinguen lo que es un macho de una hembra y que no determinan características, formas de ser y menos aún determinan la superioridad o inferioridad de un sexo sobre el otro. Por el contrario, estas características y formas de ser son aprendidas y, por tanto, modificables para un mejor y más adecuado desarrollo integral de la persona.

Por todo lo anterior es que se contempla la necesidad de que los y las profesionales en orientación poseamos la formación adecuada y las estrategias pertinentes para saber liderar procesos de orientación profundos, que logren tomar las fibras más sensibles de los y las estudiantes, así mismo que provoquen reflexiones profundas en dicha población y con ello fomentar ciudadanos críticos y amantes de una sociedad justa donde prevalezca una verdadera la equidad de género, con iguales oportunidades para ambos sexos, lejos de estereotipos establecidos por una sociedad Patriarcal.